Toqué la flor y se quedó dormida.
Se despertó para hablarme de tus miedos.
Me cuenta que me nombran, y que de nada se asombran.
Tiene muchas amigas y cotorrean.
Ayudan a no perderme.
Y con olerlas se ve el presente.
Ahora me observa y se despide.
Ya cumplió su misión.
Es Violeta.
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